Me gustaría aclarar que no pretendo que recaiga sobre los mandos una tarea más, la de diagnosticar a nadie, ya que la salud mental es una responsabilidad que corresponde a profesionales sanitarios.
Si bien no se espera que los mandos sean expertos en salud mental, deben ser capaces de hacer lo suficiente para limitar el daño a las personas.
A lo largo de mi experiencia profesional de más de 25 años, he vivido con los pacientes de salud mental el secretismo y la soledad con la que vivían su dolor, sus limitaciones o su enfermedad.
Los trastornos de salud mental han estado muy estigmatizados y esta es una de las razones por las que con frecuencia se evita comunicar que presentamos un trastorno de ansiedad, fobia, depresión o que acudimos al psicólogo por temor al que pensaran de mí los demás. Afortunadamente ahora me encuentro con una mayor aceptación y apertura en las personas que acuden a la consulta.
El ser humano tiene una necesidad de seguridad para expresar sin temor solo desde aquí nos podemos mostrar vulnerables. Pedir ayuda a un psicólogo también es algo nuevo en nuestras vidas y a algunas personas también les supone un temor o un sentimiento de «¿cómo yo no puedo con esto?»
Los mandos en el ejercicio de sus funciones (liderar al equipo, dirigir los proyectos, fijar plazos) e igualmente dada su posición de estrecha colaboración y la relación de confianza también pueden darse cuenta de cómo alguna de las personas de su equipo se está sintiendo estresado, se muestran irritables, etc. y desde esa posición ofrecer apoyo y acercaros a la otra persona con una actitud abierta y cercana.
En próximos artículos voy a compartir cómo la línea de mando puede detectar indicadores de salud mental y cómo pueden ayudar a las personas con las que trabajan.
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